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Último de los deliciosos tercer grado que el gran Jordi Milián me aplica regularmente para sonsacarme ni lo que yo intuía saber sobre este mundo mío del Coaching y la formación. Con él clausuraremos esta temporada, que la que viene tenemos el firme propósito de continuarla, ya veremos cómo. Jordi, como dios, ahogar no ahogará, pero apretar apreta, y de lo lindo. Mañana ya tendréis disponible el audio de la segunda parte de La Arquitectura de los Sueños, en la que analizamos las dos plantas finales del edificio del método GROW (las Opciones y los Planes de Acción), así como varias disgresiones sobre la profesionalidad del mundo del Coaching y los mitos más falsos del fracaso. http://www.radiosantandreu.com/espai-de-coaching-el-metode-grow/
Nada mejor que empezar la semana laboral con una conversación a micrófono abierto con Jordi Milián. Hoy, en nuestro segundo programa en Ràdio Sant Andreu, las preguntas de Jordi me han guiado hasta esas respuestas capaces de aclarar algunos puntos clave de mi profesión. ¿Qué tipo de situaciones llevan a mis clientes hasta un proceso de Coaching? ¿Qué diferencia el Coaching de los diferentes tipos de terapias más al uso? ¿Cómo se estructura un proceso mediante las metodologías GROW y CAR? Uno de los principios básicos del Coaching sostiene que todos tenemos ya todas las respuestas necesarias para conseguir nuestra felicidad, y que si no las conocemos es, sencillamente, porque no las hemos activado mediante la pregunta necesaria. A eso precisamente es a lo que me dedico yo habitualmente, pero hoy ha sido Jordi quien, con sus preguntas certeras, ha conseguido invocar las respuestas necesarias para aclarar estos conceptos. Jordi ha conseguido su objetivo con sus preguntas; espero yo haber acertado con las respuestas que él tan lúcidamente ha provocado. Espero que esta conversación, de la que os adjunto a continuación el link, aporte su granito de arena a vuestra búsqueda de la realización personal http://www.radiosantandreu.com/espai-de-coaching-com-assolir-els-nostres-objectius/
Con adelanto sobre el horario previsto, puedo colgar ya el audio de la entrevista que me hizo Jordi Milián ayer mismo. En ella, miramos de profundizar en aspectos del Coaching (su origen, su actualidad, su relación con el presente caótico con el que nos ha tocado lidiar, su relación con las emociones…) que no tratamos en la entrevista anterior. Como podréis oír, y en atención de los seguidores castellanoparlantes del blog, constesté a las preguntas de Jordi en castellano. En un principio, esta es la primera charla de un proyecto de colaboración mensual con Ràdio Sant Andreu de la Barca que busca difundir el mundo del Coaching a base de profundizar en los diferentes artículos escritos en este blog. Aquí os dejo el link: como siempre, espero pero que os resulte todavía más útil que interesante. Hasta el fin de semana, JAP http:www.radiosantandreu.com/espai-de-coaching-amb-jose-antonio-peral/
Amigos: finalmente, y por problemas de agenda, hemos pospuesto hasta mañana la entrevista anunciada en Ràdio Sant Andreu. Por ello, y en espera de podeosla ofrecer a partir del miércoles próximo, os dejo aquí el link de una entrevista del año pasado en que, de la mano de Jordi Milián, repasamos los cuatro puntos cardinales del Coaching y sus principales aplicaciones a nuestra vida personal y profesional Espero que os resulte interesante (o que, como mínimo, que os sirva como primera lección de catalán). Un abrazo, y hasta la semana que viene, cuando seguiremos profundizando en los diferentes artículos del blog http://www.radiosantandreu.com/escoles-velles-inicia-un-nou-curs-sobre-coaching-aplicat-la-recerca-millora-laboral
¿Eres feliz? ¿Qué necesitarías para serlo todavía más? ¿Qué podrría ser diferente, mejor? ¿Qué falta o sobra en tu vida? La respuesta a cada una de estas preguntas cruciales es un objetivo vital. O mejor dicho: debería serlo, pues si tu respuesta no está bien articulada no estarás expresando un objetivo… sino una mera declaración de intenciones, preferencia vaga o un deseo difuso. Hoy me propongo que veamos las consecuencias y en qué se diferencian los famosos “propósitos de fin de año” (con los resultados que todos sabemos) de un objetivo firme e intrínsecamente motivador. Aunque la felicidad es una decisión subjetiva que, sin ser conscientes, tomamos a priori arbitrariamente (seleccionando la información que refuerce esa decisión involuntaria y obviando la que la contradiga), todos estaremos de acuerdo en que uno de los factores que más influyen en la felicidad es el número de objetivos importantes que acabamos alcanzando. Y analizando mi experiencia personal y profesional, he llegado a la conclusión que la forma como definimos nuestros objetivos es el factor que más influye en nuestras posibilidades de acabar consiguiéndolos. En una mayoría aplastante de ocasiones, mis propios éxitos y los de mis clientes han compartido una característica esencial: una formulación firme y enérgica de aquello que queríamos . Por el contrario, en la mayoría de ocasiones en las que no hemos conseguido los resultados deseados, habíamos formulado nuestros anhelos de manera borrosa, aleatoria, vagamente definida… en forma de meras preferencias difusamente deseables. Así, ¿Qué diferencia un mero deseo de un objetivo estructurado, planificado y automotivador? Y lo más importante: ¿Qué efectos tiene sobre nuestros resultados articular nuestros deseos como meras ensoñaciones preferibles o como objetivos firmes? Veamos… I. LOS TRES ERRORES DE PLANTEAMIENTO: CÓMO CONSTRUIMOS PREFERENCIAS DIFUSAS Dejadme compartir con vosotros algunos de los errores más habituales que cometemos al plantearnos un deseo de forma ineficiente y desmotivadora. Te invito a que, mientras continúas leyendo, tengas en mente algún objetivo personal importante para ti, y que te cuestiones sobre cómo te lo estás planteando: 1.En relación a tu deseo, ¿Piensas más en la miseria del presente sin tenerlo o de lo maravilloso de tu futuro al conseguirlo? ¿Te hablas más de lo terrible de lo que tienes o de lo magnífico de lo que quieres? 2. ¿Defines lo que quieres en términos genéricos y abstracciones tipo “Sentirme mejor” “Llevarme mejor” “Conseguir un trabajo”? ¿Defines con más detalle y minuciosidad lo que no quieres que lo que quieres? 3. ¿Tu deseo se refiere a que alguien haga, piense o sienta algo que te beneficiaría pragmática o emocionalmente? ¿Lo que deseas depende principalmente de los demás o de causas sobre las que tienes poca o nula influencia? Estos son los tres errores de planteamiento que dificultan (entre mucho y muchísimo) la consecución de nuestros objetivos: 1. CENTRARNOS EN LO QUE NO QUEREMOS. Al pasar más tiempo regodeándonos en lo que tenemos y no queremos que pensando en las consecuencias positivas de conseguir aquello que tanto deseamos, ya nos estamos desmotivando desde el principio. Centrarnos en nuestros déficits actuales nos provoca emociones limitantes (desde la Tristeza a la Angustia, desde la Rabia a la Impotencia), y esas emociones dificultan la motivación, la acción, la creatividad y las ganas de lanzarnos en pos de aquello que deseamos. 2. DEFINICIÓN IMPRECISA DE LO QUE QUEREMOS. Mientras que al definir lo que no queremos (por supuesto, en términos trágicos de necesidad agónica) somos de una minuciosidad masoquista, al definir lo que sí queremos acostumbramos a ventilarlo con cuatro generalizaciones imprecisas, deliberadamente vagas, que en el fondo no nos permiten saber con exactitud aquello a lo que aspiramos. El cerebro sólo se motiva con imágenes concretas, detalladas, específicas de aquello que desea. Si le aportamos vaguedades (“comer mejor”, “llevarme bien”, “ganar más”), nos motivaremos… vagamente 3. DESEOS EN TERCERA PERSONA. Todo deseo que se base en que otros actúen, piensen o sientan tal y como uno quiere es fuente más que potencial de frustración, pues parece ser que los demás son entes tan libres como nosotros, y que ejercerán su libre albedrío en función de sus preferencias, conveniencias, creencias y valores… y no de los nuestros (si, ya sé, jode). A menos que dispongamos de aparatos de control mental ajeno (y que esos mandos tengan pilas nuevas), toda energía destinada a que los demás deseen lo que yo deseo que deseen es energía malgastada que no ayudará en nada a mejorar nuestra situación. II. LAS SIETE SOLUCIONES: CÓMO CONSTRUIR OBJETIVOS FIRMES Y MOTIVADORES Como en todo en la vida (si se saben buscar), siempre hay más aliados que enemigos. Paso a definirte los siete rasgos de los que precisas dotar tus declaraciones de intenciones para que se conviertan en objetivos sólidos. Convierte tus preferencias imprecisas en objetivos intrínsecamente motivadores mediante: 2.1 SOLUCIONES DE PLANTEAMIENTO 1. AFIRMATIVO: Expresar lo que se quiere para el futuro, no lo que no se quiere para el presente (mucho menos, el pasado). Al AFIRMAR lo que queremos (y asociarnos mentalmente a sus mejores consecuencias), nos provocamos emociones potenciadoras (alegría, ilusión, euforia, esperanza…) que facilitan aquellas conductas que nos ayudarán a conseguir lo que queremos (imaginación, creatividad, reiteración, aprendizaje, ensayo y error continúo, etc.) 2. ESPECÍFICO. Al definir EXACTAMENTE aquello que queremos, estamos dotando a nuestro anhelo difuso de una mirilla telescópica que nos permitirá afinar la puntería. Además de permitirnos buscar mejor al saber con todo lujo de detalle lo que buscamos concretamente, ESPECIFICAR lo que queremos potencia la automotivación al repasar los detalles más deliciosos de aquello que queremos. ¿Te motiva igual pensar en “comer algo bueno” que en regalarte con los detalles más apetecibles de tu plato favorito? Pues con cualquier objetivo, por muy emocional o trascedente que sea, pasa igual. 3. PROACTIVO. Por lo anteriormente expuesto, en Coaching no trabajamos con objetivos en tercera persona, sino con objetivos que se refieran exclusivamente a cambios a implementar por uno mismo. Una de las situaciones más recurrentes en mi tipología de clientes es la de unos padres que vienen a verme explicando que “mi hijo tiene un problema con sus estudios”. Su respuesta a mi primera pregunta tras su exposición (“¿Y cómo lo vive su hijo?”) acostumbra a ser: “Bien, a él le da más o menos igual”, tras lo que les digo algo que no les gusta escuchar: “Entonces su hijo no tiene ningún problema con sus estudios: son ustedes los que tienen un problema con los estudios de sus hijos”. El problema no es de quien (según nosotros, claro) lo provoca, sino de quien lo percibe como problema y lo sufre más. ¿Significa ello que no se pueden trabajar desde el Coaching temas interpersonales que, por definición, no dependen exclusivamente de nosotros? (amor, familia, trabajo). Sí podemos, pero reencuadrándolos para enfocarlos no desde lo que el otro haga o deje de hacer, sino desde el DESARROLLO DEL CONJUNTO DE HABILIDADES, COMPETENCIAS Y CONDUCTAS PERSONALES que mejorarían nuestra propia influencia sobre esos otros sobre los que queremos incidir. (Al hilo de la proactividad, os recomiendo la gran frase de Jonan Fernández que publiqué en el facebook de Metacoaching hará unas semanas). 2.2 LAS CUATRO SOLUCIONES DE PLANIFICACIÓN Una de las muchas definiciones de Coaching afirma que éste es “ el Arte de ponerle patas a las sueños” (ya en los posts Qué es el Coaching y La Vida como obra de arte aprendimos que el Coaching es, principalmente, acción: reflexión sin acción permite entender, pero no superar nuestras dificultades). Mientras que respecto a los errores sólo diseccioné aquellos relacionados con el planteamiento de los objetivos, en relación a las soluciones añadiré las 4 soluciones relativas a la ejecución de esos objetivos ya eficientemente definidos. Así, a la hora de planificar su puesta en práctica, todo objetivo debe de contar con (o ser): 1. INDICADORES, Los objetivos eficientemente definidos han de ser mesurables, y debemos dotarlos de medidores externos que nos permitan saber si nos estamos acercando o alejando de su consecución. Sólo los indicadores concretos y objetivos nos permitirán monitorear y auditar el proceso, y así saber si debemos perseverar en el curso de acción diseñado, readaptarlo o cambiarlo por completo. Sin indicadores, ¿Cómo sabremos si las soluciones ensayadas son eficientes o contraproducentes? Nada mejor para perderse que no llevar brújula. 2. RECURSOS. Muchas objetivos (especialmente, los más ambiciosos) precisan de la consecución de unos recursos previos de los que ahora tal vez no dispongamos. Planificar los recursos necesarios nos permite diferenciar entre que algo sea imposible AHORA y que lo sea per se. Toda persona o tiene los recursos necesarios para conseguir lo que quiere, o tiene la capacidad para dotarse de esos recursos que le permitirían lanzarse en pos de sus objetivos. ¿Te ves ahora capaz de conseguir tu objetivo? En caso negativo, ¿Qué recursos, habilidades o competencias necesitarías para verte capaz? ¿Cómo conseguirlos? Muy a menudo, el primer paso hacia un objetivo es, precisamente, hacerse con aquellos recursos previos sin los que nunca podríamos conseguir aquello que deseamos. Recuerda: POSIBLE = IMPOSIBLE + las competencias, habilidades y recursos clave. 3. ECOLÓGICO. A la hora de pasar a la acción, resulta imprescindible PREVER el impacto de las acciones a llevar a cabo en el resto de nuestra vida. ¿Cómo encajará la consecución de este objetivo en el conjunto de nuestra cotidianidad? ¿A qué tendré que renunciar para hacerlo, qué tendré que dejar de hacer? ¿Es sostenible en el tiempo el esfuerzo previsto? Demasiado a menudo, pasamos de la pasividad más absoluta o una activitis frenética fruto de una sobremotivación con pies de barro. Pasar de no hacer nada a ir todos los días al gimnasio sólo puede mantenerse gracias a una fuerza de voluntad que, cómo la primera marcha del coche, sirve para arrancar, pero que quemará el motor si se mantiene más allá del primer empujón. Y una vez quemado el motor… de regreso a la inmovilidad más absoluta (y con la excusa tan verosímil como falsa de “ya lo he intentado, eso no es lo mío”). 4. PLAN DE ACCIÓN. Ya hemos formulado eficientemente nuestros objetivos (Afirmativos, Específicos y Proactivos) y los hemos planificado con Indicadores, Recursos y Ecológicamente. Pero ni la formulación ni la planificación optimizarán nuestros esfuerzos si no los estructuramos en un Plan de Acción metódico y concreto que nos indique con absoluta exactitud QUÉ haremos, CUÁNDO, CÓMO, DÓNDE, CON QUIÉN y hasta cuándo. No me cansaré de repetirlo: Coaching es acción. Fundamentada en una sólida reflexión previa, por supuesto necesaria, pero que no cambiará absolutamente nada si no desemboca en cursos de acción firmes y sostenidos en el tiempo. Espero que sigas manteniendo en mente ese objetivo que te animé a recordar al inicio del post. ¿Cuál de estos siete filtros no estabas aplicando? ¿Qué cambiaría si los aplicaras? El gran Mohamed Ali dijo una vez: “Los combates se ganan muy lejos del ring: en la soledad del gimnasio. Una vez salto al ring, ya he ganado o perdido antes de haber luchado… lo que pasa es que todavía no me he enterado”. Demasiado a menudo ya saltamos al ring en el que luchamos por nuestros objetivos habiendo perdido por no haber entrenado suficientemente… en la soledad del planteamiento y planificación previa. Déjame invitarte a que te plantees: ¿Y si no haber conseguido eso que tanto deseas no se deba a que sea imposible o tú incapaz… sino a que te lo planteabas ineficientemente? Selecciona un objetivo importante en tu vida, juega a tamizarlo a través de estos siete filtros que te he propuesto… y lánzate a por ello. Muy probablemente no sea Imposible: sencillamente, no se haya podido conseguir de la manera como hasta ahora te lo habías planteado o intentado. Creo que pierdes mucho más al no intentarlo de lo que perderías incluso de no conseguirlo. ¿Qué te impide intentarlo?
El Coaching es el Arte de: Definir aquello que realmente queremos Analizar si estamos cerca o lejos de conseguirlo Descubrir que nos lo está impidiendo: qué estamos haciendo que no funciona, y que estamos dejando de hacer que podría llevarnos hasta nuestro objetivo Establecer un PLAN DE ACCIÓN (realista, ambicioso, congruente con nuestros valores y ecológico con el resto de ámbitos de nuestra vida) PARA CONSEGUIRLO El Coaching es un tipo de metaprendizaje acelerado, basado en el diálogo entre Coach y Coachee y que propicia la toma de consciencia, motivación y responsabilidad del Coachee respecto a sus objetivos vitales. El Coaching concibe el aprendizaje como la adquisición de las actitudes, conocimientos y habilidades que harán POSIBLE aquellos objetivos personales que, sin estos aprendizajes, parecían IMPOSIBLES antes del proceso de Coaching. ¿ALGUNA VEZ TE HAS ENCONTRADO EN ESTAS SITUACIONES? Situaciones Qué es el Coaching El Coaching es una disciplina de reciente implantación en Europa y, todavía más, en el Estado Español. Por su eficiencia, resultados y metodologías prácticas y directas se está convirtiendo en todo un fenómeno de moda, y como toda moda, cuanto más se habla sobre ella, con menos propiedad se hace. Deudor de fuentes de pensamiento tan diversas como la PNL, la Terapia Breve Sistémica, el entrenamiento deportivo, la Psicología Humanista, el Existencialismo, la mayéutica socrática y el eterno devenir nietzscheano (y demasiado a menudo confundidos con terapia, auditoria, consultaría o mentoring), el Coaching es un proceso profesional en el que una de las partes (el Coach) ayuda al otro (Coachee) a conseguir sus objetivos. A medio camino entre la lógica de la ciencia y la intuición del arte, el Coaching se puede definir como el arte de cubrir la distancia que separa un Estado Actual de nuestro Estado Deseado, y hacerlo de la manera más fácil, elegante y agradable posible. El objetivo de una relación de Coaching es que el Coach ayude al Coachee a que viva más satisfactoriamente su vida a partir de conseguir aquellos objetivos personales que satisfagan más profundamente sus valores más esenciales. A partir reflexiones (de reflejo) y de preguntas (“El Coach tiene todas las preguntas; el Coachee, todas las respuestas”), el Coach ejerce de espejo donde el Coachee, progresivamente, se irá dando cuenta de cuáles son sus valores esenciales, sus creencias básicas (potenciadoras o limitantes) y sus estrategias de pensamiento y acción (eficientes o ineficientes) implementadas hasta el presente para conseguir sus objetivos (y las armonías o desarmonías entre estos valores, creencias, objetivos y conductas). Resumiendo más allá de lo aconsejable, el Coach trabaja principalmente los siguientes aspectos del Coachee: a) MOTIVACIÓN. Qué quiere realmente el cliente: qué es lo que lo motiva más profundamente, qué lo mueve a la acción con más determinación y entusiasmo. Cuáles son sus valores esenciales b) CREENCIAS. Consecuencias prácticas de aquellos dogmas y presupuestos básicos desde los que la persona significa su realidad, a los demás y a él mismo. Como influyen estas creencias –positiva o negativamente- en su vida c) OBJETIVOS. Qué metas permitirían al cliente satisfacer más profundamente sus valores esenciales d) Desarmonías o incongruencias entre Valores, Creencias, Objetivos y Acciones. Cuáles de ellas, a modo de palos en las ruedas, le han impedido conquistar sus metas e) PLAN DE ACCIÓN. Concepción e implementación secuenciada de aquellas estrategias, actitudes y conductas que le permitirán conseguir sus objetivos Las metodologías empleadas por el Coach no tienen como objetivo que el Coachee haga o piense aquello que el Coach considere mejor o más razonable desde su propio punto de vista, sino que el Coachee, a la hora de tomar sus decisiones, haya reunido más cantidad de información (y mucho más pertinente) sobre si mismo, los retos que afronta y las oportunidades para abordarlos satisfactoriamente. Por todo ello, el trabajo del Coach busca desarrollar tres ámbitos básicos: CONSCIENCIA. Potencialidades ocultas al Coachee, Valores esenciales, Acciones (diferencia entre lo que hace y lo que quiere hacer); Autoconocimiento y contacto con la realidad AUTOCREENCIA. Estructura de significación del mundo utilizada por el usuario: desde donde ve el mundo, y a través de qué tipo de gafas Creencias limitantes sobre Posibilidad, Capacidad, Merecimiento de la Meta planteada RESPONSABILIDAD. Ayudar al Coachee a pasar de los paradigmas Víctima, Culpa y Problema a los de Protagonista, Responsabilidad y Solución Los objetivos finales de todo el proceso de Coaching es el de dotar al Coachee de aquellas metahabilidades (habilidades centrales: actitud proactiva, flexibilidad frente al cambio, protagonismo esencial, técnicas eficientes de aprendizaje, etc.) que le permitirán el desarrollo más profundo y fácil de aquellas habilidades específicas –(habilidades directivas, liderazgo, oratoria, asertividad, comunicación empática, liderazgo familiar, etc.) que, a su vez, le permitirán conseguir sus objetivos. El Coach enseña al Coachee a aprender a aprender por él mismo como: Gestionar eficientemente el cambio Adoptar una responsabilidad irrefutable sobre sus desafíos personales Concebir sus insatisfacciones como retos motivadores y no como problemas frustrantes Concebir los fracasos como aprendizajes hacia el éxito y Concebir sus dificultades como fruto de sus acciones (Comportamiento) y no de su “naturaleza” (supuesta identidad esencial). LA REGULACIÓN DEL SECTOR PROFESIONAL DEL COACHING Tanto por la su novedad como por la impropiedad con la que tanta gente habla de él, una de las asignaturas pendientes del Coaching es la regulación del sector. Por ello, la International Coach Federation (única asociación reconocida internacionalmente y que ha implementado un plan de estudios reglados y unos amplios requisitos de formación i experiencia para acceder a la profesión) solo garantiza la profesionalidad de aquellos Coaches que: a) Hayan cursado un programa formativo avalado internacionalmente (ACTP: Accredited Certified Training Program) b) Hayan cursado un mínimo de 180 horas de formación en un programa ACTP y puedan acreditar 100 horas de experiencia (ACC, Acredited Certified Coach), 750 horas (PCC, profesional Certified Coach) o 2.500 horas (MCC, Master Certified Coach).