1. TAMAÑO y ESTATURA
Si habéis visto el documental Glance Up o alguna de sus entrevistas, no necesitaréis mis palabras para saber que a Joan Pahisa le han bastado 98 cm de estatura para ser un gigante. Es una de esas personas que parecen haber venido al mundo a cargarse esquemas, destrozar clichés y desmontar preconcepciones. Y mucho más importante: a masacrar hasta la última de nuestras excusas para no construirnos la vida significativa, a la altura de nuestros anhelos, con la que siempre soñamos. Él, con los materiales que le han tocado, está haciendo de su vida una auténtica obra de arte y supongo que es por ello por lo que, a pesar de su tamaño, me sentí tan pequeño a su lado desde que lo conocí.
Joan me cautivó desde su irrupción en Escoles Velles. Por un falso sentido de la moralina más caritativoide o un automatismo piadoso infestado de misericordia mal entendida, mi primera impresión al enfrentarme al vértigo de sus escasos centímetros fue de una cierta compasión compulsiva. Por suerte, pronto se encargó de que esa primera impresión no tuviera nada que ver con la última. Al comprobar su fortaleza, autoestima, firmeza y entusiasmo por la vida, no tardé en trocar la compasión por la envidia más inapelable.
A los minutos de conocerle, ya me preguntaba: ¿Cómo una persona puede mirar tan alto desde tan abajo? ¿Cómo puede alguien con un andar tan vacilante moverse con tanta determinación hacia su destino? ¿Cómo puede caber una sonrisa tan ancha en una cara tan estrecha? Pero la verdadera lección existencial empezó una vez en el aula, cuando abrió la boca para resumir, en 1 hora escasa, más de lo que yo he aprendido en décadas de experiencia, años de reflexión y miles de horas de lecturas y cursos. Y consiguió algo todavía más insólito: no sólo sintetizó en 45’ lo que yo llevo un año entero tratando de enseñar a mis alumnos adolescentes… ¡Es que a él lo escucharon boquiabiertos! Imposible no hacerlo, pues Joan encarna en su conducta todos los valores y actitud de superación, esfuerzo y optimismo que han convertido en grandes hombres a todos aquellos que admiramos. O que deberíamos admirar…
Pero sea por deformación personal, sea porque la cabra que soy tira al monte en el que siempre pasto, como Coach y Formador mis emociones respecto a Joan pronto oscilaron de la admiración fascinada a la curiosidad analítica. Más allá de la impresión por su testimonio y biografía, pronto centré mi atención en cartografiar su manera de pensar. Exactamente, ¿Qué hace para sentir ilusión dónde la mayoría sentiríamos desánimo? ¿Cómo se motiva para vivir acorde a sus objetivos y no a sus limitaciones? ¿Desde qué creencias invoca sus inmensas fuerzas? Mi objetivo respecto a él era descubrir sus estrategias cognitivas (cómo y qué piensa, en qué cree, cuáles son sus valores y paradigmas vitales, cómo se motiva para que su conducta los encarne a pesar de sus dificultades) y explicitarlas para que todos, absolutamente todos (empezando por mí), aprendamos a copiarla. Joan no es admirable por haber nacido tocado por los dioses de la constancia, la voluntad o el optimismo, sino porque él se ha confabulado para construirse así. Y se ha erigido en el referente vital que es a base de pensar, creer, sentir y actuar de unas determinadas maneras que todos (absolutamente todos) podemos modelar para aplicar a nuestras vidas. ¿Qué -y cómo- ha aprendido a pensar Joan para vivir una vida envidiable y pasarse por el forro las supuestas limitaciones a la que su estatura presuntamente condenaba? ¿Desde qué paradigmas ha decidido interpretar su realidad y modelar sus actitudes y conductas para convertir su vida en una envidiable sucesión de retos e ilusiones?
2. APRENDIENDO A CRECER
RESPONSABILIDAD. “El destino mezcla las cartas, pero nosotros las jugamos” (A. Schopenhauer).
Tal y como vimos en el post anterior, Joan no es culpable de la situación que le ha tocado vivir, pero es el principal – sino único- responsable de dotar su vida de sentido y satisfacción. A Joan tal vez no le tocaron buenas cartas en la partida, pero ha aprendido a jugarlas mejor que la mayoría de nosotros. El resultado final de una partida tiene mucho más que ver con la destreza del jugador que con el azar del reparto, y Joan es una prueba viviente de ello. El tiempo que la mayoría dedicamos a quejarnos de las cartas, él lo ha dedicado a inventarse nuevas estrategias para sacarle provecho a las que le han tocado al barajar. Y los resultados hablan por sí solos: a pesar de sus dificultades extra, hoy Joan disfruta de sus deportes favoritos, está acabando su doctorado, vive en pareja, viaja y da charlas, se ha independizado y es autónomo económicamente. Y lo más importante: se lleva divinamente consigo mismo.
PROTAGONISMO. “En vez del héroe de su propia historia, escogió ser el espectador de su propia tragedia“, Oscar Wilde. Al contrario, Joan es un especialista en hacer dos radiografías a la realidad: En una, determina qué está dentro de su círculo de influencia (aquello sobre lo que su conducta y actitud pueden incidir) y qué no; en la segunda, focaliza TODA SU ATENCIÓN Y ESFUERZO en aquello qué puede cambiar, obviando hasta el olvido aquello sobre lo que él no puede incidir. Joan es el protagonista de sus logros, no la víctima de sus limitaciones.
LIBERTAD. “No siempre está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, pero siempre podrás escoger la actitud con la que lo afrontes“, V. Frankl. Joan sabe que está “condenado a ser libre”, y que su libertad estriba no en elegir su estatura (ni las complicaciones que de ella se deriven), sino en elegir la actitud, los valores y las conductas desde las que la afrontará. Él no puede decidir sobre la biología que le haya tocado, y concentra todo su talento e ilusión en exprimir al máximo todas sus posibilidades de satisfacción y realización personal. Que son infinitas, igual que para todos nosotros. Pero él cuenta con una ventaja: mientras nosotros tendemos a olvidarlo, el tiende a recordarlo.
ÍNTEGRIDAD. “Haz lo que debes… y deja los resultados al Dharma”, Sidharta Gautama. Como ya sabéis, la integridad es la coherencia entre valores, discursos y conductas (opuesta al éxito, entendido como la consecución de un resultado deseado). Joan responde de sus actos y de la paciencia, constancia e ilusión con los que los implementa hasta conseguir el máximo resultado posible, aunque a veces ese resultado sea inferior al esperado. Para Joan, el mayor éxito es sentirse orgulloso por haber dado el máximo de sí mismo.
RESULTADO = DIFICULTAD AMBIENTAL – CAPACIDAD DE RESPUESTA. “Com més difícil, més ganes em venen d’entrenar”, Joan Pahisa. Una de las mentiras más socorridas tras las que nos parapetamos para justificar vidas que no nos satisfacen es achacarlas a dificultades heredadas. Resulta tan cómodo como inexacto pensar que el peso de los obstáculos a afrontar es la única variable que determina si los levantaremos o no, y por ello tendemos a soslayar la segunda variable: la fuerza de nuestros brazos. Joan sabe muy bien que, demasiado a menudo, no elegimos los kilos que tendremos que levantar para que la vida no nos aplaste bajo su peso… pero también sabe que lo único útil que podemos hacer es FORTALECER NUESTROS BRAZOS ENTRENÁNDOLOS CADA DÍA. Todo el tiempo que yo he dedicado a quejarme (amarga y cómodamente sentado) de los pesados obstáculos de mi vida, él los ha pasado en el gimnasio haciendo pesas.
HUMILDAD. “El personaje de Superman no existe, y el actor real que lo encarnaba… acabó en una silla de ruedas”, Jordi Magallón. Sólo los verdaderos gigantes pueden permitirse el lujo de admitir que, de tanto en tanto… encogen. Joan demostró ser un superdotado emocional y ético al no dolerle prendas contarnos como hay momentos de flaqueza humanísima en los que se caga en toda su lucidez, y no para de quejarse de todo y todos y maldice a todo lo que se menea (a él mismo, a los demás, a dios, al diablo y a todo lo que queda en medio). Joan, como todos, cae puntualmente en el torrente del victimismo… sólo que él no se deja arrastrar por él, y pronto vuelve a levantarse. No se ahoga quien se cae al agua, sino quien no bracea para salir de ella. Y sólo los sabios que salen del agua una y otra vez pueden permitirse la humildad de reconocer que de tanto en tanto caen en ella.
GENEROSIDAD. Como todos y cada uno de nosotros, Joan ha venido al mundo con una obligación: dotar de sentido su existencia, su vida concreta y su circunstancia personal. Y en vez de hacerlo a base de intentar despertar penita barata, quejarse de la mala suerte o maldecir todo lo maldecible, él ha elegido hacerlo a través de dos vías existenciales: superarse a sí mismo constantemente y compartir sus experiencias y sabiduría con todos aquellos que tanto necesitamos aprender de la una y la otra. Por suerte, mis alumnos adolescentes pudieron beneficiarse de ello, y estoy convencido que sus palabras aportarán su granazo de arena al proceso de superación personal que iniciaron en este curso.
3. LA FUERZA DE LAS DEBILIDADES
A parte de este recital de coherencia, inteligencia, perseverancia y clarividencia, Joan me tenía reservada una última sorpresa. Las preguntas de los alumnos llevaron los vericuetos de la conversación hasta interesarse por cómo aprendió a aceptar las dificultades físicas con las que nació. Y ahí Joan fue tan sencillo y escueto como contundente: primero, aprendiendo a aceptarlas sin resignarse a ellas; segundo, a verles el lado bueno. Joan no defendió delirantes presuntas bondades de sus dificultades fisiológicas, pero sí argumentó que fue precisamente para enfrentarse a ellas por lo que tuvo que aprender a fortalecer su carácter, amar el esfuerzo y los retos y blindar su autoestima basándola en lo que él piensa de él mismo y no en las opiniones de los demás. En sus propias palabras: “Gràcies a les meves dificultats, he après a ser una persona molt més forta. Les meves dificultats han estat, al final, un avantatge“. Profundizando en el argumento, explicaba que, en un principio, claro que le gustaría haber nacido con otra estatura y sin las dolencias físicas que acarrea la suya. Pero si el precio a pagar por nacer “normal” fuera el de no ser tal y como él es ahora (su fuerza, su voluntad, su empatía y asertividad)… entonces se congratulaba de nacer tal y cómo nació, y no lo cambiaría bajo ningún concepto. Joan es el gigante que es no A PESAR DE su estatura… sino GRACIAS a ella. “Con las piedras que me tira la vida, construyo mi casa”, reza un proverbio budista. Y Joan se ha construido un hogar bello y cómodo a la medida no de sus medidas, sino de sus anhelos.
¿Os imagináis cómo sería vuestra vida si implementarais las estrategias cognitivas de Joan? ¿Qué retos se os resistirían de aplicarle sus paradigmas de responsabilidad, libertad, protagonismo, integridad, humildad y generosidad? ¿Cuántos imposibles no borraríais de vuestra lista de deseos? ¿Cómo os sentiríais? ¿Qué ejemplo seríais para vuestros seres queridos?
Si Joan estuviera tras este teclado, estoy seguro que os convencería para que os lanzarais en pos de todas vuestras ilusiones, aceptando vuestras limitaciones no para resignaros a ellas, sino precisamente para acabar subvirtiéndolas. Lamentablemente, sólo estoy yo. Un yo muy bajito, pero que a la sombra de Joan va a crecer muchísimo en los próximos meses, como mínimo hasta llegar a su altura. Porque el tamaño sí importa. No los centímetros que nos toquen en la rifa genética, sino los que nos hagamos crecer nosotros con nuestra actitud, perseverancia, esfuerzo, optimismo y humildad. Una vez más, os animo a utilizar las creencias, valores, actitudes y conductas del inmenso Joan Pahisa para convertiros, como él ya hace, en la mejor versión de sí mismo.